Tussam publica en su página web los horarios de cada línea en función de las horas del día. A la una de la tarde, la empresa pública de transportes de Sevilla estima, por ejemplo, que los autobuses de la línea C3 pasarán siete veces por cada una de las paradas, con una frecuencia de paso de 9 minutos. La práctica dice otra cosa.
A las 13 horas, numerosas personas se congregan en una parada de la calle Torneo, junto al centro comercial Plaza de Armas y la estación de autobuses. En ese punto, muy frecuentado por quienes viven en el Aljarafe, pasan tres líneas: la 6, que une Barqueta con el Virgen del Rocío; la B2, que conecta San Jerónimo con el centro; y la C3, un circular que hace su recorrido por Triana, la Macarena y el Prado.
Los usuarios de Tussam se toman un respiro mientras llega el deseado autobús. Ninguno sabe que cada nueve minutos, en el caso de la línea C3, debe pasar un autobús. Esta regla pocas veces se cumple. Los retrasos no son algo esporádico en esta parada.
Por líneas, las que más retrasos acumulan son la 6, que une San Lázaro con la Glorieta de Heliópolis; las 13 y la 14, que tienen origen y destino en la plaza del Duque; y las 26 y 37, que conectan el Prado con el Cerro y Bellavista.
Información equivocada al usuario
Los mayores retrasos se dan en las horas de mayor tráfico, a las dos de la tarde, en el caso del centro de Sevilla, o a las 6 de la tarde en las que pasan por el Prado. Hay otras como la 6 o la 2 que acumulan horas desde el inicio de la jornada.
En el caso concreto del C3 en la de Plaza de Armas, el autobús llega a la una y dos minutos de la tarde y el siguiente 14 minutos después, con lo que acumula un retraso de 5 minutos sobre el horario establecido por Tussam en su página web.
Ese retardo supone que el tiempo que los usuarios pasan en la parada esperando el autobús hay que sumar el 50% del tiempo establecido. Estos desajustes, además, tienen otra consecuencia, pues se da el caso de que pueden llegar dos vehículos juntos y el tiempo de espera se duplica hasta completar casi la media hora de espera en los momentos de máxima afluencia de viajeros.
También se aprecia que los relojes que estiman la hora de llegada de los autobuses ofrecen datos equivocados a los usuarios. A estas dificultades hay que añadir el calor asfixiante al que están sometidos los viajeros, que según marca un reloj cercano llegan a marcar los 40 grados.
La seguridad, en peligro
La Confederación General de Trabajadores (CGT) ha denunciado que la empresa ha impuesto horarios "imposibles" de cumplir a sus conductores. El reajuste de los horarios de verano -con menos autobuses- ha hecho, afirma, que muchos conductores se vean obligados a conducir con presión para cumplir las exigencias de la dirección, "lo que pone en riesgo la seguridad de usuarios y viandantes".
Este sindicato también ha manifestado su descontento por los expedientes disciplinarios que se le han abierto a algunos trabajadores que, por los problemas derivados del tráfico diario, han acumulado retrasos.
A las 13 horas, numerosas personas se congregan en una parada de la calle Torneo, junto al centro comercial Plaza de Armas y la estación de autobuses. En ese punto, muy frecuentado por quienes viven en el Aljarafe, pasan tres líneas: la 6, que une Barqueta con el Virgen del Rocío; la B2, que conecta San Jerónimo con el centro; y la C3, un circular que hace su recorrido por Triana, la Macarena y el Prado.
Los usuarios de Tussam se toman un respiro mientras llega el deseado autobús. Ninguno sabe que cada nueve minutos, en el caso de la línea C3, debe pasar un autobús. Esta regla pocas veces se cumple. Los retrasos no son algo esporádico en esta parada.
Por líneas, las que más retrasos acumulan son la 6, que une San Lázaro con la Glorieta de Heliópolis; las 13 y la 14, que tienen origen y destino en la plaza del Duque; y las 26 y 37, que conectan el Prado con el Cerro y Bellavista.
Información equivocada al usuario
Los mayores retrasos se dan en las horas de mayor tráfico, a las dos de la tarde, en el caso del centro de Sevilla, o a las 6 de la tarde en las que pasan por el Prado. Hay otras como la 6 o la 2 que acumulan horas desde el inicio de la jornada.
En el caso concreto del C3 en la de Plaza de Armas, el autobús llega a la una y dos minutos de la tarde y el siguiente 14 minutos después, con lo que acumula un retraso de 5 minutos sobre el horario establecido por Tussam en su página web.
Ese retardo supone que el tiempo que los usuarios pasan en la parada esperando el autobús hay que sumar el 50% del tiempo establecido. Estos desajustes, además, tienen otra consecuencia, pues se da el caso de que pueden llegar dos vehículos juntos y el tiempo de espera se duplica hasta completar casi la media hora de espera en los momentos de máxima afluencia de viajeros.
También se aprecia que los relojes que estiman la hora de llegada de los autobuses ofrecen datos equivocados a los usuarios. A estas dificultades hay que añadir el calor asfixiante al que están sometidos los viajeros, que según marca un reloj cercano llegan a marcar los 40 grados.
La seguridad, en peligro
La Confederación General de Trabajadores (CGT) ha denunciado que la empresa ha impuesto horarios "imposibles" de cumplir a sus conductores. El reajuste de los horarios de verano -con menos autobuses- ha hecho, afirma, que muchos conductores se vean obligados a conducir con presión para cumplir las exigencias de la dirección, "lo que pone en riesgo la seguridad de usuarios y viandantes".
Este sindicato también ha manifestado su descontento por los expedientes disciplinarios que se le han abierto a algunos trabajadores que, por los problemas derivados del tráfico diario, han acumulado retrasos.
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