sábado, 3 de abril de 2010

QUO VADIS TUSSAM?

Fran Fernández, Guillermo Gutiérrez y su acólito Carlos Arizaga se han propuesto acabar con nuestra empresa, con años de historia, con años de lucha, con el esfuerzo de todos los que han dejado y dejamos nuestro esfuerzo cada uno de los días. Ellos que van de paso y que tienen otros intereses pretenden jugar con nuestra historia.
Nos culpan a los trabajadores de la situación económica de la empresa ¿hay algo más ridículo? ¿somos los trabajadores los que gestionamos la empresa? ¿somos los trabajadores los que decidimos la tarifa? ¿los que malvendimos las anteriores cocheras? ¿los que decidimos construir el tranvía? Quizás sea precisamente lo contrario, no contar con nosotros, hacer las cosas a nuestra espalda, no aceptar un mínimo de cogestión es desaprovechar nuestras 1500 capacidades. Mientras las teorías modernas, cosa que estudian en las escuelas de negocios, indican que es necesario contar con el capital humano, ellos lo desprecian, es más nos odian y florece las actitudes caciquiles y anteponen la demostración de poder confundiendo autoridad con autoritarismo.
La situación que plantean es algo ridícula. Según ellos los trabajadores tenemos la mala costumbre de trabajar por dinero y ello no es rentable para los representantes del "pacto de progreso". Somos los culpables de la quiebra y`por ello los trabajadores tendremos que salvar la empresa bajándonos los salarios o dejando que la privaticen para que otros trabajadores hagan el mismo trabajo pero cobrando menos o bien los autobuses sean de peor calidad, y en definitiva el servicio empeore.
Es verdad, que los ciudadanos sufren las consecuencias de las huelgas, si bien el ciudadano debiera saber que una pequeña parte de la empresa es suya y no debiera renunciar a ella. La prensa bien comprada a través de la publicidad que se les abona dirá lo que la empresa desee y evidentemente se posicionará en contra de los trabajadores. Los machacará si hace falta, pues el negocio es lo primero. Además influyen los contactos políticos, el amiguismo, las comidas con los medios pagadas por Tussam para "convencerles" de quienes son los buenos, o contratan a alguien para que haga ese sucio trabajo. Es más, ellos mantienen sus buenos contactos y a los que aspiran es a dejar bien situada a alguna privada para cuando los echen, pues están de paso, tener un sitio donde meter la cabeza.
Lo peor de todo, es que esa conducta la realicen los autodenominados progresistas de la ciudad y que incluso la batalla interna del Psoe sea la que se refleja en la estrategia a seguir. Algunos están pendientes de salvar su culo más que de salvar la empresa.
Algunos "pequeños" detalles que nos han hecho llegar a esta situación podrían ser:
* La venta de los terrenos de las anteriores cocheras, en la zona más cara de Sevilla y en los que IU decidió que había que construir viviendas sociales y pagando por unos terrenos 10 millones de euros cuando su precio de mercado era de 40 millones.
*La construcción del tranvía que ha supuesto una inversión de unos 80 millones de euros.
En la actualidad hablan de que la deuda es de 120 millones, pues bien únicamente con las dos decisiones anteriores ya se podía haber corregido una gran parte de la deuda.
Ello no significa que sea verdad que la empresa ingresa menos de lo que gasta, pero... ¿alguien se plantea como cliente que paguemos el coste real de la educación o de la sanidad? Lo que se costea con la diferencia entre ingresos y gastos no es más que la aportación que el transporte público realiza a la sociedad, entre ellos que tengan un modo de transporte asequible todos y cada uno de los ciudadanos, que la movilidad sea posible (imaginad una ciudad dejada en manos del caos de tráfico privado) o la contribución medioambiental.
En fin, razones, argumentos, que no serán suficientes para convencerles, habrá que vencerles. En cualquier caso y como de costumbre la única fórmula que nos queda a los trabajadores es la lucha y ello se traduce en la huelga.

La unidad garantiza la victoria y a los reticentes en vez de criticarlos hay que animarlos a que den el paso de unirse a la lucha por la continuidad de nuestra empresa como pública.

Por último, cuando comienza la batalla nunca sabemos ni cuándo ni cómo será el final pero sabed que jamás reconoceremos como interlocutores a los dirigentes actuales. No podemos reconocer a quien nos falta al respeto, a quien nos insulta en los medios, a quien no reconoce a los democráticamente elegidos, a los que incumplen constantemente el Estatuto de los Trabajadores y el convenio colectivo. Hemos tenido mala suerte, cualquiera lo haría mejor, cualquiera tiene ideas para mejorar la empresa, en cambio nos ha tocado sufrir la mediocridad, la ineptitud, la decadencia de unos personajes que nunca han destacado en nada y que han elegido Tussam para sobrevivir.

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